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Mostrando entradas de 2013

Gibreel

Arden los olivos en sus entrañas arden los ojos de un niño de cinco que pregunta a su padre por qué no acuchillar a un soldado. Muere la inocencia en los campos ocupados y la rabia es el fruto del olivo en llamas ¿qué se cosecha esta primavera tras el muro de asfalto y alambres?

ROSARIO RIVERA Nostalgia, memoria e identidad

Nostálgica. Elegía a la memoria. La obra de Rosario Rivera parece remitir irremediablemente a estos términos, íntimamente ligados. La convivencia de sillas abandonadas en un amplio espacio vacío, como conversando sobre la ausente presencia de quienes compartieron algo ahí. Puntas de presente que se asoman sobre el pasado, un pasado rememorado en el diseño de los muebles retratados, recuerdan la añoranza de un algo ya perdido. El viaje al origen retratado en maletas listas para un largo viaje, abiertas, como si quisieran contar todavía una historia presente en los objetos contenidos, nos invitan a cargar con el peso de la propia experiencia. Esta nostalgia se ve plasmada en el uso de materiales reciclados, como páginas de libros antiguos, en las que el paso del tiempo ha dejado una huella indeleble, marcas de vida que llevan en ellas vínculos de la propia persona y su entorno. La memoria se hace presente en la técnica de collage utilizada en sus obras bidimensionales, en las cuales vem

DENISE MISLEH (Des)velos de la mirada

Velar y develar la complejidad tras una expresión. Es la simultaneidad de significados que guardan los rostros de estas mujeres, enigmas que se esconden tras los ojos que gritan. Retratos que no buscan referencialidad, sino una mirada poética de parte del observador, una lectura entre líneas (entre ventanas tal vez) que nos haga descubrir qué se esconde tras los instantes. Denise Misleh desplaza el foco en el cual nos sitúa como espectadores. Presenciamos a quien mira un algo perturbante, esa escena nos es velada y solo podemos ver su efecto en quien la observa. Dejamos de ser el voyeur para transformarnos en un testigo del testigo; las mujeres son las protagonistas y no la escena, el sentimiento que se padece como un inevitable pasa a ser el misterio a develar. Identificación y reidentificación. Por un lado, la identificación con el sentir de un extraño; por otro, descubrir el propio padecer, definir el significado de esa mirada mediante el llenado de los vacíos con la propia expe

ILUMINACIONES: Festival Poesía Joven

Sanación

Dejé de arrancarme la barba quizás el fin de la traición está cerca del pliegue negro más allá de la ansiedad triste en los escombros de lo que fui.

Rabiorno

Arrestos de sal emanan de los cuchillos del tiempo tormentas de años luz vuelven a formarse en cara asfalto y el cascajo encumbrado en los aires cae en el ojo como una lágrima que retorna al origen como un ancestro que no olvida su lengua como el surco del que nace el hambre.

Absolución

Trinidad sagrada: fe, poder y dinero poder que el  dinero es la fe y la tierra se olvida en las uñas y la felicidad no alcanza en los bolsillos y una risa es un tesoro cuando la almohada descansa en tu boca y lo que queda del día se pasa en el humo perdido viajante en tu cuerpo toca el silencio absoluto toca los dientes del buitre siente la savia zumbando abre la grieta del tiempo.

Comienzo

Trasunta la niebla madre del odio cubre las piedras con llanto rocío despoja de ropas la cama cansada llama a las puertas marca las calles que el niño que esperas ya silba en tu vientre.

Qué nos queda

Desgarbando los días de horas muertas de minutos cansados se derrite la máscara llevándose parte de carne con ella. Hay unos que lloran sus quejas, no mueven un músculo, nada consiguen, conmover al cosmos es sueño imposible. ¡Castiguen la mente de los obedientes! ¡Griten a la Historia y su puta mayúscula! Rasgarse la voz con la tierra en las uñas se ha vuelto el mínimo gesto que el hombre se debe. Volcamos la sangre abriendo las venas de nada nos sirven los riegos de sangre coagula y no entra de vuelta en la piedra. Sacamos de órbita cada ojo nuestro intentando reconocer algo en la sombra y acabaron siendo dos huecos manchados. Aprendimos a escuchar de boca cerrada el mandato y acato hasta que el oído eyaculó un hilo de sordera ascendente. Nos queda la voz, palabra y sonido nos queda no muere el impulso primario, la rabia. Los puños en cada silencio el respiro en el corte de un verso.