Este es un pequeño adelanto de lo que será la novela Tres Formas Del Odio. Humberto Maturana da una conferencia en Quinta Normal, a las nueve de la noche. El lenguaje como parte del proceso autopoiético del ser humano, formador de naciones y tradiciones. La necesidad de comunicar para reafirmar la existencia, el Yo proyectado en relación, materializado. Dice Maturana que las palabras nos tocan, la audición deriva del tacto, herencia de peces con agallas que perciben las vibraciones del agua. Las palabras nos rozan el oído, sólidas y acuáticas, sonidos, fonemas. El lenguaje, la palabra, el verso se hace arma, se dispara con precisión sobre su víctima. La escritura como medio-fin, la escritura como el todo, el poema de la nada colgando en sus pedestales. Escribir hasta el llanto, escribir por la sangre y desde ella, escribir sobre un vidrio empañado lo efímero del presente, con las tripas ansiosas gritando. Escribir hasta que el cenicero se vuelve una visión insoportable, escribir p