Un idioma concebido como lengua auxiliar y universal,
como segunda palabra que logre el entendimiento entre hablantes de distintos
países. Un idioma simple de aprender, aglutinante en sus sentidos, aparentemente
complejo en su grafía. Esto es el esperanto.
Carlos Bennett opta por llamar así
su primer poemario, tal vez adivinando que la poesía, aún siendo escrita por un
solo hombre, es capaz de reflejar el sentir de todos los hombres. Y rivalidades,
lamentos y sangramientos, el sentir que todo hombre ha padecido. El idioma
inevitable de estos parece ser la poesía, y la versificación su nueva grafía.
RIVALIDADES
Los versos de Los Esperantos nos entregan momentos en los cuales el hablante
desafía a un otro. Esta fuerza antagónica que es el otro no es estática, y toma
diferentes formas a lo largo del libro. A ratos, es el lenguaje mismo y la
posibilidad de volver a nombrar lo ya dicho, la búsqueda de un nuevo decir.
Despertar
salir de los fuegos
a nombrar
las cosas
con otros apellidos
y luego
el canto posible
bajo una lluvia de
cabellos turbios.
salir de los fuegos
a nombrar
las cosas
con otros apellidos
y luego
el canto posible
bajo una lluvia de
cabellos turbios.
Otras
veces, la disputa es con la sordera que conlleva la seguridad de estar vivo,
aunque sea bajo precarias condiciones. El hablante se despoja así de cualquier
búsqueda de grandeza, entiende su lugar en el mundo y se asume desde su
pequeñez mortal. Esto le otorga una doble libertad; por un lado la de asumir la
contradicción intrínseca, por otro, buscar una redención en la muerte del
lenguaje rígido, enfrentando el vocabulario poético con lenguaje coloquial y
neologismos.
Cada vez que
gritan en la posta central
yo digo eso
que niegas
haber oído.
No te dije.
Yo apenas
quepo en un soplo de muerte.
gritan en la posta central
yo digo eso
que niegas
haber oído.
No te dije.
Yo apenas
quepo en un soplo de muerte.
Aparece también la rivalidad del
hablante consigo mismo y su entorno. Es imposible para él evitar esta
permanente tensión en la que se ve envuelto, tensión que es su condena y
también su leitmotiv. El hablante prefiere huir y mantenerse lejos de los que
no dudan, de quienes todo lo calculan en lugar de actuar por un sentir, de “los que cambian de abrigo y creen que son
otros / los que no sudan cuando miran de reojo”. Pero la rivalidad da paso
a otro sentir.
LAMENTOS
Un lamento es una queja desgarrada,
también un tipo de canto aquí en Latinoamérica. Lleva en sí los gritos propios
del dolor. Carlos Bennett, en sus versos, hace de estos gritos una voz que sale
apenas, ahogada por una espina que si bien no hace brotar la sangre de su
cuello, es punzantemente efectiva.
Toda la tarde
he agonizado
ahí
en la palma de mi mano
donde nadie me conoce
En esperanto, el lamento se contiene y se modula, anticipa el desborde con resistencia de hombre cansado, al que los años le han enseñado a resistir. Los versos que se constituyen de una sola palabra son la evidencia del comienzo de la inundación que sale de dentro. El poema contenedor se quiebra en su ritmo y en su estructura, la voz tropieza con ellas.
he agonizado
ahí
en la palma de mi mano
donde nadie me conoce
En esperanto, el lamento se contiene y se modula, anticipa el desborde con resistencia de hombre cansado, al que los años le han enseñado a resistir. Los versos que se constituyen de una sola palabra son la evidencia del comienzo de la inundación que sale de dentro. El poema contenedor se quiebra en su ritmo y en su estructura, la voz tropieza con ellas.
Creí que serviría
al menos
para no olvidar
el día de tu no cumpleaños
tal vez
para reír
un par de veces más
que la otra vez
quizá
al menos
para no olvidar
el día de tu no cumpleaños
tal vez
para reír
un par de veces más
que la otra vez
quizá
Al hablante no solo le duele el
entorno, es el de la furia sensible, como dice en uno de sus versos, le duele
también la incapacidad de remediar-se. Y es que está el eco de Gonzalo Rojas
que resuena en cada página de este poemario. Ese divertirse en la versificación
y en la ironía de lo que es inevitable.
SANGRAMIENTOS
Cuando hay un enfrentamiento, tras
la lucha inevitable de una rivalidad, brota la sangre. Cuando hay quebranto y
la espina estuvo punzando, hay un punto en que el cuerpo lo expulsa, y brota la
sangre. Se desborda el dolor contenido en forma, y la voz del hablante fluye.
Bien sobrio y mal borracho
en tarde de agosto
sin mucho de ti
apelo al tono muscular
con la furia sensible
del que llegó tarde
y tiene que correr al próximo bus
o imaginarse el suyo
sin mucho de ti
apelo al tono muscular
con la furia sensible
del que llegó tarde
y tiene que correr al próximo bus
o imaginarse el suyo
minimétrico
misérico
catastrofal
misérico
catastrofal
Pero el sangramiento no es solo consecuencia
de la lucha. También es la purga que permite la aceptación trágica del
hablante. Y la tragedia es ser un hombre más, no pertenecer a un olimpo ajeno,
al que llegan los grandes artífices. Porque la realidad y lo común son el
idioma en que los seres se entienden, el dolor deja al hombre en su condición
más simple y hermosa. Lo acerca al estado primitivo donde lo cotidiano es
también poesía, donde la conversación bajo una parra es el entorno perfecto.
no sé de qué trata la cosa
hay los que saben
y los que parece que saben
yo?
yo ando en pelota
regando el pasto
muerto de la risa.
hay los que saben
y los que parece que saben
yo?
yo ando en pelota
regando el pasto
muerto de la risa.
En esta limpieza de sangre que hace
el hablante, se repara una voz quebrantada y cobra fuerza nuevamente. Es un
movimiento fluctuante el pasar de rivalidades a lamentos, y de lamentos a
sangramientos. Por eso en la edición de estos Esperantos, me abstuve de ordenar los poemas según estos tres
sentires. Cada poema presenta versos en los cuales se distinguen estos
momentos. Así, Carlos Bennett nos entrega este idioma auxiliar, para que en sus
versos leamos los dolores tal cual vienen, tal cual se viven. Eso sí, siempre
con una advertencia:
Se remata al buen postor
al que atesore la alegría con mansedumbre
y el dolor con manos fuertes
no al que deje caer monedas de oro
como santos en desgracia.
al que atesore la alegría con mansedumbre
y el dolor con manos fuertes
no al que deje caer monedas de oro
como santos en desgracia.
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