Ir al contenido principal

Fechas

Dile a la muerte que sentado la espero
con el humo compañía en los rincones
con los ojos negras chispas
con las manos fuego negro.

Dile a la muerte que dios no viene al baile
con su banquete preparado, hambre viene
con el ciego inmasticable
con la sed de la carroña.

Dile a la muerte que no hay hijos del miedo
que se vista de etiqueta dile puntual
que prepare mueca triste
con el llanto piedra en mano.

Dile a la muerte que bailando la espero
con el sudor de traje en la piel desnuda
con la sangre hecha jirones
con la tinta de mis cuerpos.

Será el descuelgue de los sin nombre
será el roncar de los gritos
caudal del que rió la rabia y arrasó el camino
pies descalzos en el precipicio como cabras
seremos el riesgo que habita en el risco.    

Comentarios

  1. tambien dile que en el risco se suicidan las palabras
    sentados,calaca roja en la mano
    tambien la esperamos por aca
    sentados y tambien bailando,dile

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Tres Formas del Odio

“En una sociedad donde prima la cordura, la única libertad es la locura. La psicopatía latente es nuestra última reserva natural, un lugar de refugio para la mente en peligro de extinción.” (J.G. Ballard) Hay formas de adolescencia que pasan, propias de una edad, y otras que quedan en el cuerpo, en las formas, que acompañan incluso a la muerte. Adolecer, padecer, una enfermedad que crece y se impregna. Hay que estar enfermo para poder curarse. Yo no me he curado aún. A pesar de variados intentos, siempre creo que uno más será suficiente para quitármelos de encima. Hoy se cumplen dieciocho años desde esa primera vez. Dieciocho años escupiendo e insultando a dios, poniendo su nombre con minúscula como acto terrorista ortográfico, esperando provocar una mínima respuesta, esperando en vano una manifestación ínfima en el cosmos que lo subraye, pero nada pasa. El cobarde sigue impertérrito, inmutable. Av. Portugal. Miércoles. 2:oo a.m. Camino de regreso a mi departamento, sin prisa....

Despedida

Ni del juego me despido ni de fuegos en los ojos no confundan tus costillas la aspereza de mis manos. Es mi espanto el que te niego la caída en el abismo ser payaso en la tragedia ser verdugo condenado. Ni mi sangre por tu cima ni mi grito por tu llanto no la rabia no inocencia del traidor bien traicionado.

DENISE MISLEH (Des)velos de la mirada

Velar y develar la complejidad tras una expresión. Es la simultaneidad de significados que guardan los rostros de estas mujeres, enigmas que se esconden tras los ojos que gritan. Retratos que no buscan referencialidad, sino una mirada poética de parte del observador, una lectura entre líneas (entre ventanas tal vez) que nos haga descubrir qué se esconde tras los instantes. Denise Misleh desplaza el foco en el cual nos sitúa como espectadores. Presenciamos a quien mira un algo perturbante, esa escena nos es velada y solo podemos ver su efecto en quien la observa. Dejamos de ser el voyeur para transformarnos en un testigo del testigo; las mujeres son las protagonistas y no la escena, el sentimiento que se padece como un inevitable pasa a ser el misterio a develar. Identificación y reidentificación. Por un lado, la identificación con el sentir de un extraño; por otro, descubrir el propio padecer, definir el significado de esa mirada mediante el llenado de los vacíos con la propia expe...