A esa hora en que la ciudad duerme
mis ojos buscan en tu bosque la niebla.
Disipada la visión del condenado
el sueño del campo se vuelve un absurdo.
Enfrentado a la realidad de la arena
el desierto es la libertad que lo abraza.
El amanecer es la hora trágica
en que el insomnio es espejo y verdugo.
mis ojos buscan en tu bosque la niebla.
Disipada la visión del condenado
el sueño del campo se vuelve un absurdo.
Enfrentado a la realidad de la arena
el desierto es la libertad que lo abraza.
El amanecer es la hora trágica
en que el insomnio es espejo y verdugo.
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