Que tu
música me haga sentir insignificante
la
nunca mía siempre esquiva
y
siempre me engañe el rasguño en tus ojos
y el
combate sea el baile en cada encuentro.
Que en
cada sombra se asombre cada hombre
tras
luz oculta en la miseria
y
entienda que el juego al que entregué el antojo
no fue
mio nunca broma en tu silencio.
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