Fisura
Trasunta la niebla la madre del odio
cubriendo los gritos con llanto piedra
despoja de ropas la cama cansada
llamando a las puertas, marcando las
calles
que el niño ya silba en tu vientre y te espera.
Desbautízame
Me niegas la caída al pozo
condenas el autosacrificio
a manos de este yo cansado
aun cuando es claro que es tarde
que como resonaron las palabras de otro
no
merece la pena matarse, siempre
lo
hace uno demasiado tarde.
Pero arrojaste a tu hijo a cargarla
carnada entre buitres hambrientos.
Se entregó su cuerpo al látigo
con la docilidad del clavo
o del suicidio implacable:
la espina.
Lo asististe -hipócrita de hipócritas-
en su frente. No me digas
que ese pobre es tu hijo.
Y entre adorar y orar te dieron oro.
Cruzaste la vereda sobre la cruz de tu
hijo
te sentaste a la mesa de los llenos
engulliste manjares
manchados de sangre salada, las costras
de los que no aceptamos cruzar
de los que damos el pellejo cuando cruje
serán astillas en sus tráqueas.
Han parido en un lugar del Edén
el génesis de este rojo apocalipsis.
Nada más podrá nacer de la tierra que el
polvo
tu regalo fue el frío y el olvido
la piedra que no suda ni llora
la mancha en la sotana, la culpa
del vacío ante el plato de comida
Letras en la llaga
“Do you have enough bone-broken limbs to cover
the sun?
Hand me over your dead and give me the list of
their names
in one thousand two hundred word limit.
Today, my body was a TV`d massacre that had to
fit into sound-bites
and word limits and moves those that are
desensitized to terrorist blood.”
(Rafeef
Ziadah)
Mi nombre
está marcado por el fuego
de doce tribus como doce semillas
quemadas por el fósforo blanco
de la estrella nación.
Mi nombre
está marcado por la guerra
el odio al padre, el desprecio del hijo
la lucha de clanes
con manos de sangre.
Mi nombre
está marcado por el huacho
aquel forzado a partir lejos
el abandonado en la orilla contraria
frente a la arena cristiana.
Mi nombre está
marcado por la tierra
del gitano sediento de vida
niño bastardo expuesto a filo de
cuchillo.
¡Agar madre esclava!
No pudieron con tu fuerza
nada consiguieron con el destierro
de una madre y su hijo
tigres fuimos
somos tigres
habitamos el desierto.
Deshijado
Deshijado
Qué pena que
cargan tus hombros, qué dolor
cuelga de tus
bolsillos, quién comprende
lo insufrible del
viento, quién el cuerpo
abatido por
sangre.
No derramas ni
brindas el silencio
los ojos son la
sombra del murmullo
pendiendo en
un canto truncado
entre metales
de una clínica tumba.
No llora tu
carne al temblor de las manos
tu risa un
intento fallido el respiro
no es grito la
baba en los dientes
más libre soy
muerto, que tú deshijado.
Edén en ruinas
Allá arriba plazas y parques
juegos vacíos acompañados
por el óxido.
Allá abajo
ni plazas ni parques:
solo tierra baldía
y un enjambre de niños
jugando a ver un parque
entre los años del polvo.
O el río
“Sigan ustedes
sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes
alamedas por donde pase el hombre libre (…)” (Salvador Allende)
“Y
en cuanto llegue la aurora, armados de una ardiente paciencia, entraremos en
las espléndidas ciudades.” (Arthur Rimbaud)
¿Qué se lleva la lluvia en su caída
el río o su nombre o la tierra miseria
la ciudad cuyo vientre olvidó el cauce?
Se abrirán las espléndidas riberas
por donde pasarán las aguas libres
de la rabia.
Los quiero ver, buitres, ese día.
Ladrido
Calles inmóviles
solo el ojo ve el silencio
antes de la explosión.
Pelea
de perros
“A un lado ladridos
al otro Justicia”
Sueños husmeando la fisura del sueño
entre agua y humo tóxico se plasman
tangibles mordiendo respuestas demoran
su llegada, brillan los ojos profundos.
Sus cruces señaléticas no bastan
para que reculen los muertos de antaño
de hoy, este ciclo no para y repite
lo vivido por padres que perdieron hace
tanto ya esa esperanza
entre velos de mentiras mordiéndose la
cola
verdades, el
arcoíris gris
como sus ternos zapatos corbatas
gris como el pavimento edificios grises
los colores, así con ojos en blanco y
negro
la ciudad sin carnaval.
Hoy traemos colores y ladridos
hoy el carnaval
es nuestro, de todos nuevamente
y nos unimos callejeros viejos canes
somos la jauría que creíste muerta de
hambre
hambre hay
y eres la cena esperada.
Polillas
Somos palmo a palmo somos
noche nacemos, polvo
el destino retorno
el vago resplandor ciega
buscamos lo oscuro en la luz.
Creímos en alas de cera
creemos en el polvo de las alas.
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