Dime qué pasará
cuando abandonemos las ciudades
y la tierra vuelva a ser de tus manos
cuando dejes de ver al hombre
al vacío de sus ojos
y en esa mirada entiendas
que el hombre que te quiso
y el que te querrá
no valen nada
solo importa el que está enfrente
devolviendo el brillo que atrajo a la urraca y la polilla
el brillo en la pupila negra
amparada tan solo en la flaca línea
que no aspira a grandes cosas
sino a la pura alegría
de lo que se vive.
Dime qué pasará
cuando se levante venus
y el cosmos se encienda agarrotado
de tanta inmovilidad forzada
y la mires despojado de estrechez
comprendiendo al fin develando
el misterio oculto en el monte
del que saltaste con alas de cera
ceguera de ver demasiado
quemadas tus alas traducen
el fuego.
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